CUIDAR LA VIDA

En numerosas ocasiones nuestro cardenal nos alentó a cuidar la vida y a defenderla frente a la cultura de la muerte:
“Jesús es el defensor de la Vida, “vine para que tengan vida en abundancia”…..“Este chico que tengo en casa, y bueno, no tengo tiempo para educarlo, que crezca solo como si fuera un yuyo del campo, y este otro chico que no tiene qué comer, ni zapatillas para ir al colegio, y bueno, lo siento mucho, pero yo no soy redentor de todo el mundo.”
¡Cuidar la vida!, qué cosa linda cuando uno ve,  ¡qué sé yo!, que un abuelo, una abuela, que quizás ya no puede hablar, que está paralítico, y va el nieto o el hijo y le agarra la mano, y en silencio lo acaricia nada más. Eso es cuidar la vida. Cuando uno ve gente que se preocupa para que este chico pueda ir al colegio, para que el otro no le falte la comida, eso es cuidar la vida.

Qué lindo es cuidar la vida, dejar crecer la vida, dar vida como Jesús, y darla abundantemente, no permitir que ni uno de los más pequeños se pierda. Eso lo pidió Jesús al Padre: “que ninguno de los que Vos me diste se pierda, que toda la vida que Vos me diste para cuidar, sea cuidada, que no se pierda.”

Jesús nos enseña a cuidar la vida porque es la imagen de Dios que es todo vida. No podemos anunciar otra cosa que vida, y desde el principio hasta el final. Todos debemos cuidar la vida, acariciar la vida, ternura, calidez. Eso es a lo que hoy se nos llama y qué lindo.  Dar la vida es abrir el corazón, cuidar  la vida es deshilvanarse en la ternura y la calidez hacia los otros, preocupar mi corazón por los otros”. Homilía en honor del santo protector de las embarazadas, San Ramón Nonato (31 de agosto de 2005)